Hablar de sal marina no es lo mismo que hablar de lo que llamamos sal comun o sal de mesa. En esta dicotomía nos encontramos tras los últimos estudios, la sal de mesa o sal comun es un veneno para el organismo porque está compuesta por cloruro sódico. O puede ser fuente de vida y de salud si hablamos de la verdadera sal, sal cristalina compuesta por los 84 elementos que componen nuestro cuerpo y en la proporción exacta.
El agua de mar es el origen de la vida, el fluido básico de la vida es la sangre y el suero sanguíneo tiene una composición casi idéntica al agua de mar. A principios del siglo XX René Quinton hizo en Francia un famoso experimento que fue sacar toda la sangre a un perro y ponerle la misma cantidad de agua de mar; la cual se convirtió en sangre, repitieron el experimento con varios perros ya en el siglo XXI, en la Universidad de la Laguna y el resultado, como era de esperar, ha sido exactamente el mismo.
Al ser humano le bastan 0,2 gramos al día para cubrir sus necesidades de sal pero en Occidente el consumo medio diario está entre 12 y 20 gramos. Añádase a ello el hecho de que nuestro cuerpo sólo tiene capacidad para eliminar entre 5 y 7 gramos diarios de cloruro sódico, y a nadie le extrañará que nuestros órganos estén sobrecargados. Según los expertos, el consumo regular de sal de cristal puede aliviar, incluso curar numerosas enfermedades. Para lo cual basta tomar en ayunas cada mañana una pequeña cucharada de café de la solución salina mezclada con agua mineral.
La importancia de la sal está muy clara si volvemos nuestra mirada a la antigüedad, de sal viene la palabra salario, era la moneda de cambio de muchas civilizaciones. Como vemos, lo que ocurre es que la sal de mesa actual no tiene nada que ver con la sal que se consumía en la alimentación tanto entonces como hace sólo siglo y medio.
La sal cristalina natural, sin embargo, tanto la que procede del mar como de las montañas, contiene los 84 elementos que compone el cuerpo humano en su proporción exacta. Es muy interesante saber que la composición de la sangre que fluye por los más de los 90.000 kilómetros de nuestras venas, arterias y capilares, es prácticamente idéntica al agua salina del “mar primario”, es decir, una solución con la misma concentración de elementos que tenía el mar hace millones de años, en la época en que la vida animal abandonó las aguas.
Hemos llegado al punto en que son muchos los investigadores que vienen denunciando, desde hace décadas, que en lugar de transfusiones de sangre, acción que conlleva hoy tantos riesgos, se puede introducir en el enfermo que lo requiere agua de mar purificada en lugar de sangre ajena. Ahí está la petición de los investigadores a la que hasta el momento los sistemas sanitarios han hecho oídos sordos.
Y es la ignorancia la que llevó a la industria, muy mal asesorada por científicos de la época, a acatar su dictamen; cuando afirmaron, al analizar la sal cristalina natural, que aparte del cloruro sódico los demás elementos que contenía -minerales esenciales y otros oligoelementos- eran “impurezas” innecesarias. Desde entonces cualquier parecido entre la sal natural y esa otra sal que consumimos es inexistente. Es más no tiene nada que ver, como muy bien saben los investigadores y los médicos, especialmente los cardiólogos. A la toxicidad del cloruro sódico hay que añadir la del yodo y el flúor, minerales que hoy se agregan artificialmente a la sal.
El yodo es tóxico para el organismo en cuanto se sobrepasa el mínimo necesario y se añade porque se supone que mejora la función de la tiroides. Y el flúor que es uno de los elementos más radioactivos que existen se añade a la sal porque se supone que va bien para los dientes. Contiene multitud de conservantes: el carbonato de calcio, el carbonato de magnesio y los denominados E-535, E-536, E-540… además de hidróxido de aluminio para evitar que la sal se apelmace. El aluminio es un metal tóxico que cuando se consume en exceso se deposita en el sistema nervioso y en el cerebro.
Sin embargo el sodio es un mineral vital para nosotros. Sin él no es posible la vida ya que está en el líquido que baña las células. Lo que sucede es que su equilibrio con el potasio es fundamental y si se rompe puede dar lugar a numerosas patologías, incluidas las cardiovasculares, las renales, las hepáticas y, por supuesto, la hipertensión. Y la única manera de controlar ese equilibrio con seguridad es restringiendo o eliminando el consumo de la sal de mesa.
Nuestro organismo intenta protegerse de esa sobrecarga hidratándose, el cuerpo necesita 23 gramos de “agua” por cada gramo de cloruro sódico que no es capaz de expulsar… pero de “agua celular”. Es decir, el cuerpo se ve obligado a sacrificar el agua de las células a fin de evitar el efecto negativo del cloruro sódico. Y eso hace que mueran millones de células deshidratadas con lo que, además, se forma tejido muerto que también hay que eliminar. Además provoca la formación de edemas y tejido acuoso con exceso de ácido y es causa de la celulitis, de piedras renales y de vesícula así como artritis, artrosis y enfermedades reumáticas.
Si hablamos de verdadera sal no podemos dejar de referirnos a la sal rosada del Himalaya o la sal andina en roca. Una sal que tiene más de 250 millones años.
La sal rosada del Himalaya es la sal más pura disponible en la tierra y está absolutamente libre de toxinas o contaminantes. Es conocida como “oro rosa”. Junto con el agua pura de manantial, la sal del Himalaya ofrece todos los elementos naturales exactamente idénticos a los elementos en nuestro cuerpo, los mismos elementos que se encontraban originalmente en el caldo primigenio.
También son muy conocidas las lámparas de sal rosada del Himalaya por irradiar elementos beneficiosos para la salud creando un ambiente puro en los espacios que las coloquemos.
Algunos de los principales beneficios y propiedades de sal del Himalaya natural que contiene los 84 elementos encontrados en su cuerpo:
- Regula el contenido de agua por todo el cuerpo.
- Promueve el equilibrio del pH saludable en sus células, particularmente las neuronas.
- Regula elazúcar en la sangre y ayuda a reducir los signos del envejecimiento.
- Asiste en la generación de energía eléctrica en las células del cuerpo.
- Ayuda en la absorción de alimentos a través del tracto intestinal.
- Beneficia la salud respiratoria.
- Previene los calambres musculares.
- Mayor resistencia ósea.
- Regula el sueño naturalmente y lo promueve.
- Apoya la libido.
- Efectos sobre la salud vascular.
- Conjuntamente con agua, es realmente esencial para la regulación de la presión arterial.
Con la creciente contaminación de los océanos a un ritmo alarmante, la mayoría de sal marina de hoy no es tan pura como solía ser. La Sal del Himalaya es pura ya que es extraída y lavada a mano con cero contaminantes ambientales. Bajo un microscopio electrónico, tiene una estructura cristalina perfecta. Es inmune a los campos electromagnéticos y no contiene contaminantes del medio ambiente.